César Blanco Alba – Psicologo general sanitario Nº Col: M-43355
Trastorno de estrés postraumático
Hay experiencias que marcan profundamente. El cuerpo sigue adelante, pero algo dentro se queda atrapado en ese momento. El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es una respuesta del sistema nervioso a situaciones traumáticas que han desbordado la capacidad de la persona para afrontarlas.
Puede aparecer tras un accidente, una pérdida, violencia, abuso, o cualquier situación que haya generado una sensación intensa de amenaza o impotencia. Pero también puede surgir después de experiencias más sutiles, pero emocionalmente impactantes, especialmente si han sido sostenidas en el tiempo.
¿Cómo se manifiesta el estrés postraumático?
El trauma no siempre se expresa de forma evidente. A veces se cuela en el cuerpo, en los pensamientos o en las emociones sin que la persona sepa por qué se siente así.
Síntomas comunes del TEPT:
- Recuerdos invasivos, flashbacks o pesadillas
- Hipervigilancia o sobresaltos frecuentes
- Evitación de personas, lugares o situaciones
- Dificultades para dormir o concentrarse
- Sensación de desconexión, vacío o insensibilidad emocional
- Irritabilidad o reacciones desproporcionadas ante estímulos mínimos
Cada persona lo vive de forma distinta. No hay una única forma de estar “traumatizado”, y por eso el enfoque terapéutico debe ser siempre individualizado.
Un espacio seguro para sanar
Superar un trauma no es olvidar lo que pasó. Es integrar esa experiencia sin que siga controlando tu vida. En terapia trabajamos desde el respeto absoluto a tus tiempos y necesidades, creando un espacio donde puedas sentirte a salvo, sin juicio ni presión.
La intervención terapéutica en TEPT se centra en ayudarte a recuperar la sensación de seguridad, tanto física como emocional, y en darle a tu sistema nervioso las herramientas necesarias para volver a un estado de calma y regulación.
Abordaje terapéutico: cuerpo, mente y emoción
Trabajamos desde un enfoque integrador que tiene en cuenta:
- La conexión cuerpo-mente, para identificar cómo el trauma se ha alojado físicamente (tensión, insomnio, malestar persistente).
- La gestión emocional, para ayudarte a sentir sin desbordarte.
- La narrativa personal, para que puedas resignificar lo vivido sin sentirte definido por ello.
Las técnicas utilizadas varían según cada caso, pero pueden incluir: terapia de procesamiento del trauma, técnicas de regulación del sistema nervioso, abordajes centrados en el cuerpo, o trabajo con la historia personal desde una perspectiva empática y restaurativa.
Recuperar tu vida, a tu ritmo
Sanar no significa volver a ser quien eras antes, sino permitirte ser quien eres ahora, sin cargar con el peso del pasado. En este proceso no hay exigencias, solo pequeños pasos que te acercan cada vez más a ti mismo, a tu presente, a tu paz.
Porque sí, es posible vivir sin miedo constante, sin sobresaltos, sin el cuerpo en alerta todo el tiempo. Es posible reconectar con la calma, el placer, la confianza. No de golpe, pero sí paso a paso.
¿Sientes que algo no terminó de pasar dentro de ti?
A veces el cuerpo recuerda lo que la mente intenta dejar atrás. Si te identificas con alguna de estas vivencias, puede que haya un trauma sin resolver detrás.
Pedir ayuda no es rendirse, es cuidarte. Y estar acompañado en este proceso puede marcar la diferencia entre sobrevivir… y realmente vivir.
¿Quieres dar el primer paso hacia tu recuperación?
Podemos empezar por una conversación tranquila, sin compromiso. Un espacio donde sentirte comprendido/a y acompañado/a. Estás a un paso de comenzar un proceso de restauración emocional/física, y no tienes que hacerlo solo/a.
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