César Blanco Alba – Psicologo general sanitario Nº Col: M-43355
Acompañamiento para el manejo de enfermedades crónicas
Vivir con una enfermedad crónica no solo afecta al cuerpo. También impacta en lo emocional, en lo mental, en lo relacional. Las rutinas cambian, los ritmos se alteran y, en muchos casos, se instala una sensación de incertidumbre, agotamiento o aislamiento difícil de compartir con el entorno.
El acompañamiento psicológico en este proceso puede marcar una gran diferencia. No es solo un espacio para desahogarse, sino para sostener, comprender, reorganizar y encontrar nuevos sentidos desde lo que estás viviendo.
¿Cómo afecta una enfermedad crónica en el plano emocional?
Una enfermedad crónica no termina con un diagnóstico. A menudo, conlleva una adaptación constante a nuevos límites, tratamientos prolongados, molestias físicas y cambios en el estilo de vida. Y todo eso también se vive emocionalmente.
Algunas reacciones frecuentes pueden incluir:
- Tristeza, ansiedad o cambios de humor
- Cansancio emocional o falta de motivación
- Dificultad para aceptar los cambios en el cuerpo
- Miedo al futuro o a la progresión de la enfermedad
- Sentimientos de soledad o incomprensión
- Carga emocional en la relación con los cuidadores o seres queridos
No hay una forma “correcta” de llevarlo. Cada proceso es único, y cada persona tiene su propio ritmo para integrar lo que le está ocurriendo.
Un acompañamiento respetuoso, cálido y humano
La terapia no busca cambiar lo que estás viviendo, sino ayudarte a transitarlo con más recursos, más consciencia y menos peso. Es un lugar donde puedes ser tú sin filtros: con tu cansancio, tu frustración, tu miedo o tu necesidad de hablar sin tener que explicar todo el tiempo cómo te sientes.
También es un espacio de pausa, donde volver a escucharte y atender tus necesidades emocionales sin culpa ni exigencias.
La importancia del acompañamiento psicológico
No solo quienes padecen la enfermedad necesitan apoyo. Muchas veces, las personas que acompañan o cuidan también sienten sobrecarga, agotamiento emocional, impotencia o confusión. La terapia también puede ser útil para ellos: para sostener, sin dejar de sostenerse.
El acompañamiento terapéutico puede ayudarte a:
- Aceptar y adaptarte a los cambios que implica la enfermedad
- Cuidar tu salud mental y emocional en el proceso
- Mejorar la comunicación con tus seres queridos
- Encontrar espacios de autocuidado real y sostenible
- Recuperar la conexión con lo que sí está presente hoy
No estás solo/a: mereces apoyo también aquí
Aunque la enfermedad ocupe gran parte de tu día a día, tú sigues estando ahí. No eres solo un diagnóstico, ni solo un cuerpo con síntomas. Eres una persona completa que merece ser acompañada con respeto, presencia y humanidad.
La terapia no cambia el diagnóstico, pero puede cambiar la forma en que lo transitas, de una manera más amable.
¿Te acompaño en este proceso?
Si estás atravesando una enfermedad crónica —o acompañando a alguien que la vive— y necesitas un espacio donde sentirte sostenido emocionalmente, podemos empezar por ahí: por lo que sientes, por lo que necesitas, por lo que te pesa.
Aquí hay un lugar para ti.
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